Dilema en el Espejo

Vamos a estar claros, somos producto de una sociedad inconforme, plagada de prejuicios y estereotipos. Honoré de Balzac decía que "estar celoso es el súmmun del egoísmo, es el amor propio en defecto, es la irritación de una falsa vanidad". Creo que esa "irritación de una falsa vanidad" es precisamente el opio de las masas que andan en la calle criticando, cuchicheando, haciéndose presas del cotilleo incesante e inconmesurable, mirando de reojo y de arriba a abajo...inconforme, siempre inconforme. ¿Cuántos no hemos sido vistos de forma extraña en el gimnasio, en la playa, en la tienda; cuando bajamos del coche, cuando salimos del vestidor, cuando entramos a la fiesta?. ¿Cuántos nos hemos preocupado por esto? ser medido o medir...¿Acaso ya no hay suficiente preocupación con el espejo? sí, el espejo... el que está en el vestidor, en el ascensor, el que cubre el gimnasio, los centros comerciales, la habitación de hotel...nuestra habitación. Todos los días nos enfentamos a él, todos los días nos devela una nueva "verdad" de nuestros cuerpos, sin el menor tipo de pudor, recato. Lo peor es que no es suficiente. La dosis de crítica parece no ser suficiente. ¿De dónde salió tanta intolerancia? ¿por qué después de superado el espejo, salimos de la habitación e impactamos de frente con los dilemas de los demás? ese impulso sádico de señalar de muchas personas punza nuestra humanidad. La verdad sea dicha; cuando estamos en lo más recóndito de nuestra habitación, observándonos desnudos e indefensos, pareciera que El Espejo nos hablara, adquiriera nombre propio y personalidad. Es que nos destroza peor que Joan Rivers! y luego, pasan dos cosas: unos se aceptan, dicen, "fuck off" el que me quiera, que me quiera así" otros, lloramos, nos retorcemos de la angustia mientras miramos nuestra amorfa humanidad y la comparamos con la de cualquier modelo anónima de revistas. Lágrimas más o menos, salimos a enfrentar el mundo con una visión un tanto resignada y con una determinación en mente: "Tengo que mejorar, adptarme a las exigencias, empezar la dieta, el gimnasio". ¿Ya eso no es suficiente trabajo?, ¿ya con esto no se supone pagamos la cuota de tortura y autoflagelación?. Parece que no; resulta que resulta insuficente para mucha gente la humillación propinada diariamente y a mansalva por el espejo. ¿A cuántos de ustedes no les ha pasado?: se encuentran con un(a) "querida(o)" tía(o), prima(o), amiga(o), que nos dice lo gooordos que estamos, lo mucho que hay que cuidarse del colesterol y triglicéridos altos, de lo linda que se ha puesto la vecina con la dieta y el gimnasio...y esas mismas personas que lo han dicho, después de haber alterado nuestra psiquis y masacrado lo poco que nos quedaba de amor propio, y de darnos la estocada final y más que suficiente para entregarse sin reservas a Mia o Ana, después de algún tiempo y de la forma más repulsivamente amnésica nos preguntan: "¿y a ti qué te pasó?" "¿por qué tan flaca y demacrada??? tan linda que se ve una persona con sus curvas vale... con carnita tipo Jlo!!" o, "yo no se qué le pasa a la juventud, que sigue esos patrones de mujeres y hombres en los huesos". Todo esto lo dicen mirándonos de reojo, otros más descarados de arriba a abajo. Por favor!!! yo los insto queridos lectores a que cuando sus orgullos estén a punto de ser destruidos, respiren por un momento y miren fijamente al verdugo...vean como viste, cómo huele, cómo tiene el cabello, con qué personas anda, cómo son sus hijos(as). Los insto a que señalen, a que midan con la vara con que fueron medidos...les aseguro que muchas, muchas sorpresas pueden surgir en el camino. Entonces, sólo entonces, Balzac resurgirá con esas sabias palabras, respirarán profundo y con una sonrisa hasta un tanto maquivélica, casi suspirarán en voz alta: "definitivamente, estar celoso es la irritación de una falsa vanidad"